Despedida

Arlequín Azul


Esta interesante pieza es de una serie de pequeños formatos que realice en los días del mes de noviembre de 2007.

Cargador perdido


De la misma serie de cargadores, realmente en un tema interminable.

Cargador

El rapto


Esta obra de un carácter simbólico esta basada en la llegada de la muerte al final de nuestras vidas cuando solo queda el último aliento.

Tres músicos


Esta es una obra reciente, espero la disfruten.

La madre


Amigos, este dibujo tiene mucha fuerza en la composición y en el contraste que esta bien marcado, espero lo disfruten.

Los grandes amigos

La verdad que Dios me ha premiado con amigos de tanta calidad, humanidad e inteligencia, que no los voy a nombrar ni a catalogar porque puedo caer en un gancho de confundir hermano y amigos, pero quiero que sepan que lo que siento en mi alma es un afecto indescriptible, es un amor Divino. Voto por la amistad que siempre es verdadera, no importa que los días estén lluviosos, soleados o incluso huracanados, siempre serán días bendecidos para que podamos oxigenarnos de ellos.

Un gran abrazo a todos.

Campesino de Samana


Esta obra la pinté en una época en la cual Domingo Batista y yo salíamos al campo, él a fotografiar y yo a realizar estudios de composiciones para luego pintaría en el taller. Fueron momentos de mi vida de mucho aprendizaje, por lo que le estoy eternamente agradecido a este gran Maestro Dominicano.

Cabeza de Campesino


Esta cabeza de campesino la cual pinte en el año 1989 fue el producto de una cadena de obras motivadas en estudios del gran maestro Pablo Picasso, espero le guste.

La partida


Este es otro tema relacionado con las tormentas y emigraciones de las personas.

Mi Tierra: Segunda Exposicion Individual

El tema de esta muestra pareciera deslindar el terreno del artista, como si estableciera límites precisos que no debemos traspasar, pero al plasmarla en el lienzo completa la oración como si su pincel fuera una pluma y escribe: "Mi tierra…es nuestra", y de repente los colores de la vida comienzan a aterrizar en nuestro entendimiento como haces de luz. Verde de hierba y esperanza, de ojo de agua y de cielo, roja cama y bermellón de cayena, mamey de mandarina y naranja de amapola, sepia de café con canela, amarillo de jobo y de chinola, rosado de flamencos y de corazón de guayaba.

Y la narración pasa de los colores a las costumbres y sentimientos, a los palos paganos y a las procesiones cristianas, a los candentes pericos ripiaos y al tranquilizante vuelo de una mariposa de San Juan, al inquietante piropo que acelera el corazón y que desvela a quien lo recibe y a quien lo da, y un "te dije que no" que incentiva a tratar una vez más.

Nuestro universo no es más Rico porque no nos atrevemos a percibir el ritmo de las cosas más sencillas, en el alma de los elementos que abundan en la naturaleza del campo, elementos que van de la mano de Dios, de su propósito de su creación. De ahí que estas obras de arte nos recuerden la belleza y la vitalidad de lo que ya no tenemos tiempo para ver ni oídos para escuchar por el desgaste de nuestros sentidos y nuestro acelerado tren de vida. Descubrir la personalidad de los elementos de la vida del campo y sus personajes es una puerta a nuestras raíces rurales y a la nostalgia que a veces no queremos que asome en nuestra mente por temor a descubrir un "atraso" que realmente no es, sino la verdad de nuestra existencia pura.

De modo que así descubrimos que la de Kutty no es una propuesta acorde a estos tiempos y tal vez en esto reside su gran mérito, pues se trata de una propuesta universal del campo de cualquier país del mundo visto a través de las escenas costumbristas de este narrador. Cada cuadro encierra una historia, un mundo interior, una vibración, un grito, un reclamo que nos dice de las cosas que nos estamos perdiendo por no detenernos a ver los detalles, por no atrevernos a entender la belleza primaria y la vibración de un día cualquiera, ese latido que solo perciben los que se deciden a refugiarse en el vientre de la madre naturaleza.

Ondinas: Cuarta Exposicion Individual de Kutty Reyes

Pedro Genaro Rodriguez

¨ Tengo la impresion...de que Dios creo el mundo en abstracto¨

La frase que titula esta crónica es lo suficientemente impactante como para que le pongamos atención, pero si además la dice Kutty Reyes, yo particularmente tengo que arrimar el oído y la razón, pues se trata de un artista en cuya sapiencia he abrevado en innumeras ocasiones y además porque el dominio de la figura es algo que ha caracterizado su obra en los últimos años. Pero todos los que tenemos la dicha de conocerlo sabemos que no es esclavo de etiquetas y que su pincel incursiona en la tela como el astrolabio guiaba a Marco Polo hacia el Oriente, el bastón ayudaba al paso de Samuel Baker hacia el Nilo Blanco y la pluma señalaba el camino de aventuras aún inexistentes de Julio Verne. Si hay algo que siempre he admirado de este artista es su forma de evolucionar, de resistirse al estancamiento...su mano es como un dínamo que une su obra mostrándonos las diferentes aristas de la expresión motivada por su amor hacia lo autóctono y hacia la naturaleza, y que en esta ocasión encuentra la inspiración especial en la espiritualidad, tal vez motivado por ese tipo de situaciones que a veces nos embisten y tras las cuales necesitamos pasar revista a nuestra vida.

En el Talmud se recoge una tradición sobre un hombre que yendo en búsqueda de Dios se encontró a sí mismo. Es así como esta búsqueda de inspiración divina, le ha llevado de vuelta a la abstracción, o como señala el maestro Danicel, al recordar que Kandinsky nos dijo hace casi 100 años que el arte abstracto era una necesidad interior, recordamos también que hace 2400 años platón decía “conócete a ti mismo” y hace 2500 años Pitágoras recordaba que “un amigo es un otro yo”, de tal suerte que esta forma de expresarse en la abstracción es como la búsqueda interior de sí mismo, de reencontrarse con un yo que lo acompaña desde sus primeros trazos infantiles y que formalizó con su primera exposición. Mas tampoco renuncia a la figura completamente, sino que está presente en su obra más reciente como una sugerencia, al otro lado de una cascada o viéndose doblemente en un espejo de agua en la superficie y debajo de ella, acompañado de esa Ondina que habita en las profundidades, de donde surge como ebullición una gran gama de patrones y formas, construidas con opacidades, transparencias y veladuras que parecen brumas multicolores, que sugieren paisajes, personajes diversos, escenarios donde recrea con entusiasmo el génesis, donde las libélulas revolotean con su color morado del múrice y el rododendro pare flores color lila, el cielo y el campo son dos caprichosos que se cambian de traje con la celeridad de los ojos en medio de los sueños: azul metileno, naranja de amapola, rojo flamboyán, verde barrancolí y una gran cantidad de tonalidades que el artista recogió aquí y allá, en sus viajes por el país o en el estudio de los maestros que le han precedido.

Esta propuesta es el mismo artista transfigurado, es el doble que lo complementa, su conciencia que le retorna al origen y que a pesar de ser su anverso no deja de ser él mismo, fresco, renovado y dispuesto a volver a la figura no sin antes darle un beso a la abstracción.

Este idilio, verdadero triangulo amoroso entre el pintor, la abstracción y el figurativismo pueden verse mejor retratados en los versos del maestro Joaquín Sabina:

“Y me envenenan los besos que voy dando
y, sin embargo, cuando
duermo sin ti contigo sueño,
y con todas si duermes a mi lado,
y si te vas me voy por los tejados
como un gato sin dueño
perdido en el pañuelo de amargura
que empaña sin mancharla tu hermosura”.

Cargador de Pescado

De Norte a Sur: Tercera Exposicion Individual de Kutty Reyes

Pedro Genaro Rodríguez

Entrar por el marco de un cuadro es salir por una puerta hacia un paisaje donde una rosa de los vientos está confundida, pues el norte y el sur son uno solo en lugar de estar en lados opuestos. Pareciera que se cosecha en el mar, o se echaran las redes en el sembradío, y un bote hace surcos en la tierra mientras los bueyes remontan las olas. El rosado de la concha del lambí adorna una casa en el Cibao, mientras los rábanos inspiran a quienes pintan las yolas en el Sur Profundo. Nos olvidamos de las diferencias entre ambos puntos cardinales y cedemos el paso a las coincidencias, a los conceptos que los unen...amor, orgullo, dignidad, inocencia, solidaridad y trabajo.

Estamos en tierra mágica donde no gobiernan los sentidos, sino el sentimiento, y nos rendimos ante las posibilidades de la creación. En una esquina tomasa juega en un nocturno y aún quiere atrapar estrellas, mientras en otra el sol juguetea entre las siembras y queda atrapado en un ajicito gustoso, o en las hermosas flores de la alpargata, o en el ensarte de arcoiris que lleva el pescador sobre sus espaldas.

Otra dimensión de la obra de Kutty Reyes es la habilidad para contarnos historias que a través de sus pinceladas y los ingeniosos títulos con que nombra a sus cuadros. En una "Noche Azul" sale una marchanta a ofrecer sus frutas, antes de que rompa el día. En "La loma" uno supone que vive un ser amado en la última de las casas que parecen estar colocadas in crescendo, como el ritmo que llevamos hasta culminar con el deseado encuentro. "Buen día", es la frase que parece ensayar el anciano ante la vista de un caserío donde vive un amigo de su niñez a quien no ve hace varios años. " Un día nuevo" y "Aún te espero" están cargados de esperanza, "Soledad" y " Lo que dejó la tarde" nos sugieren nostalgia, el "Lechón Pepinero" nos llena de alegría y tradición, y en "Músico", vemos a un acordeonista que es la viva imagen del asfixie, de unos dedos tristes y pulmones a punto de colapsar por un amor no correspondido.

Kutty Reyes es un optimista que refleja en sus obras los bocetos de un país hermoso, visualizando nuestra realidad desde la perspectiva magistral de su arte. Donde otros ven cosas, él ve colores, tonalidades, formas, sombras, luz, armonía, composición, y sobre todo belleza.

Por: Danilo De los Santos

Kutty Reyes: fiel a sí mismo frente a la disolución de las formas

Danilo De los Santos

Un “acordeonista” apenas bocetado o definido en un contexto de gamas puras … Unos “pescadores nocturnos” casi diluyéndose en arrojo expresionista y un “paisaje bahía” que se define tan solo con una alusión geográfica, son obras –como tal vez otras-, que evidencian las disoluciones figurativas de Kutty Reyes. Disoluciones no ajenas a su temperamento ofuscado de pintor de todos los días. Disoluciones que no lo encasillan en un molde temático ni estilístico, ni referencial, puesto que el acusado temperamento de buceador artístico le permiten recorrer la realidad desde la frontera domínico-haitiana hasta el espacio marítimo y hacer acopio de panoramas y de protagonistas, sintiendo la impronta yoryiana, la empatía con Cezanne, el celaje Oviedano y otras referencias elegidas con albedrío y con libertad que conjuga todo él: creador enraizado en los temas inolvidables, nativos, tradicionales y con los cuales, indudablemente, sella la identidad que podríamos llamar Kuttysiana en honor a ese apodo familiar, simpático y bueno que por suerte hace olvidar el honroso pero común nombre bautismal de Manuel.

El nombre completo de Kutty es Manuel de Jesús Reyes Almonte, nacido en Santiago de los Caballeros, la importante ciudad dominicana. Aquí comenzó a sentir la atracción hacia el arte en relación con los maestros Yoryi Morel y Domingo Batista. Al primero lo vio pintar desde temprana edad. Con el segundo aprendió a llenarse los ojos de la realidad paisajística y social que vuelca en el dominio de un fluido dibujo que procesa escolarmente de diversas maneras. Después devino su labor de publicista y el registro de la primera individual en 1987 a propósito de la cual expresa: “Intento reflejar el trópico desde mi propia óptica, tal como la veo”.

En el discurso expositivo “Mi tierra” (año 2000), Kutty Reyes antóloga los nexos preferenciales y la versatilidad interpretativa donde transcribe un abundante temario de realismo y tipicidad vernacular, sin caer en la estampa costumbrista. A propósito de este discurso, como de otros que se suceden, es que hemos traído inicialmente a colocación el acordeonista, los pescadores y el paisaje, protagonistas de unos legajos pictóricos donde el árbol, el camino, la casa, la fruta, el jarrón floral y sus peculiares sujetos humanos se transfiguran como disoluciones cromáticas en sí mismas, carentes de figuraciones.

Kutty Reyes, repentinamente disuelve los temas reales. Diluye los azules del cielo y los verdes de la campiña, esparciendo los rojos del framboyán y del atardecer. Los amarillos del sol y de la tierra también se vuelven manchas como el blanco de las casuchas y del ropaje. El cobrizo color de sus protagonistas se transfiere como celaje de piel y los marrones de las tablas y los troncos son trocamientos espirituales. Tanta disolución adviene como energéticas cromatizaciones, como cantos líricos en movimiento, como gestualidades de carga expresionista… Tanta disolución surge como “estados” de pureza por sí misma abstracta, espiritual y kandiskyana a casi cien años de que el célebre Vasilli postulara que el arte abstracto es “una necesidad interior”. Y en esta comunión nuestro pintor dominicano licuando en el adentro todas las cuitas de su repertorio para emitirlas tan sólo como esencias en pasajes visuales que aluden a Ondina.

Ser imaginario y deidad mitológica para escandinavos y germanos, Ondina se concibe residiendo en las profundidades de las aguas. Musa de compositores, poetas y pintores, localmente ella ha sido ninfa figurativa del temario de Fernando Ureña Rib e igualmente motivo simbólico de Mario Villanueva, a quien recordamos con sus “Ondinas” resueltas como cuerpos acuáticos en el dominio del azul. A su vez, Kutty Reyes acude al mismo concepto mitológico como excusa, referencia y título de un discurso en el cual el lirismo personal conjuga la pureza del color en tonadas abstracto- expresionistas. Es un lirismo volcado con fluyente gestualidad instintiva sobre masas y planos de color, a la vez conformando un paisajismo interior, informalista y de elocuentes grafías, todo lo cual origina interpretaciones visuales desde su emisor y su contrario, el lector. Como el extraordinario Alejandro Obregón, inventor de un trópico personal donde todo fluye y se desliza, Kutty Reyes suelta un trópico íntimo que se descubre antillano, disuelto de formas objetivas, de perspectivismo y de narrativa, pero amarrado a un coherente manejo del color de campiña y cielo, sol, viento y mar. Escudándose en Ondina, Kutty Reyes se detiene esta vez en el puerto de las aguas de la emoción.

Discurso presentado andando el nuevo siglo (2006), éste representa el cuarto registro individual de un Kutty Reyes afiliado a la neoabstracción que indetenible como confrontación a la obra emergente o transgresora del canon más aceptado de las artes. No sorprende que un pintor conocido por su estilo objetivo, fiel a sí mismo, repentinamente desemboque en el estado purísimo del color, tal vez como estación más que como ruptura. Reiteramos que en las disoluciones el código Kuttusiano sigue siendo, con variación, el mismo.

Excelente!

Por: Alejandro Campusano

Vitalidad en el espíritu libre de los colores

Amaneciendo el año 2006, Kutty Reyes nos despierta nuevamente los sentidos visuales, emocionales y espirituales con una producción auténtica de su expresividad artística como ya nos tiene acostumbrados a los dominicanos. En esta ocasión, recupera de nuevo su pasión por incursionar en el expresionismo abstracto después de muchos años de producir obras de interesante sello neocostumbrista, que retratan figurativamente el campo, el paisaje y los personajes de nuestro pueblo con espontaneidad y belleza.

Independientemente de su inesperado viaje artístico dentro del universo del expresionismo abstracto, Kutty Reyes mantiene intacta la columna singular sobre la que se sostiene toda su obra pictórica, desde sus inicios en el arte, caracterizada por la espontaneidad, la fluidez, la armonía compositiva y cromática, la profundidad en el uso de la técnica y en el respeto de los principios sobre los que se sostiene una obra de arte sólida y madura.

No hay dudas de que dentro de esta corriente pictórica Kutty Reyes encuentra su hogar natural para la expresión libre y vital de sus ideas, ya que este movimiento desde que inició en 1945 en New York, alimentado por el cubismo y las obras de maestros del renombre de Picasso, Matisse y Miró, se basó en el principio de expresar creativamente, sin ningún tipo de anticipación premeditada el significado de la obra. Es la expresión auténtica de los instintos creativos y el sentir en el arte, sin recurrir a ideas preconcebidas de lo que debe ser el arte mismo.

Objetivamente observamos, como poco a poco este creador del pincel está caminando por el sendero que construyen los grandes artistas en su paso por la vida. Valorando a los grandes maestros, estudiándolos, investigando y respetando la calidad a nivel nacional e internacional.

Al apreciar esta entrega pictórica destaca en cada uno de sus cuadros la contundencia de la fuerza plástica con la que se expresa, utilizando con poder y vigor los colores más intensos de la gama cromática (rojo, amarillo, azul, violeta y negro). Es un artista que no se encoge tímida y rutinariamente en el uso de los colores, por el contrario los usa para resaltar su libertad y dominio de ellos, recurriendo a los mismos, según sus necesidades de expresividad y de la variedad temática que aborde, o el sentir que predomine en su entusiasta y prolífica paleta.

En el cuadro x y en la serie que le siguen queda patente esa fuerza de su pincel con la intensidad armónica de los colores que plasma en el lienzo, generando sensaciones pictóricas que deleitan instantáneamente nuestra vista, reclamando el despertar de la miopía de formas y colores con que miramos todo lo que nos rodea, acostumbrados a mirar con una linealidad monótona y rutinaria, que no se justifica con la magnitud del poder visual que Dios nos regaló desde nuestro nacimiento a cada ser humano.

Una vez más confirmamos que la espontaneidad de Kutty Reyes no es artificial ni forzada, sino fresca y sincera. Sin necesidad de caer en explosiones expresivas desarmonizadas y fuera de contexto, para reclamar con gritos nerviosos la atención del público. Público, que muchas veces sabe distinguir en el alma creativa que tienen todos los individuos, lo que es la expresión natural y genuina de un artista, de lo que representa una manufactura premeditada con fino instinto monetario-financiero de un astuto artesano.

Con la agilidad con la que se mueve el agua en toda la naturaleza, así Kutty Reyes se manifiesta en esta oportunidad, evocando situaciones llenas de magia, paisajes místicos expresionistas, produciendo a través de manchas insinuantes, múltiples espacios interpretativos que transmiten vida, movimiento y belleza. Al que aprecia con atención sincera esta obra, percibe que sale desde el mismo centro del corazón creador del artista, que pinta necesariamente con la fuerza indetenible de su ser interior. En ella es libre, se olvida de lo establecido, y descansa visualmente de aquellas imágenes que ya se han proyectado visualmente con frecuencia en su conciencia.

Hacer excursión en la expresividad abstracta de la obra de este artista que cuenta con el beneplácito del público dominicano, y de la élite más exigente y conocedora del oficio pictórico, es reconfirmar como a través de la fuerza e inteligencia del color se puede crear un lenguaje visual independiente y autosuficiente, provisto de una auténtica significación, que llena toda la obra de arte de fina esencia estética y sutileza sensorial.

En esta época en la que estamos tan sobrecargados de rebuscamientos expresivos, conceptos retóricos y juicios tuertos que se escuchan en todas las esquinas de nuestro espacio vital, en la obra de Kutty Reyes podemos descansar con calma y profundidad en las emociones serenas del alma y del espíritu. Agobiados de las programaciones creativas repetitivas buscamos con ansias explorar lo nuevo y lo auténtico. El que conoce su obra tiene un encuentro feliz e inolvidable con el arte pictórico, que le impulsa a seguir buscando insaciablemente más de esa fluidez espontánea, que es tan escasa en cualquier género artístico. Inclusive, muchos nóveles estudiantes de pintura del país lo toman desde hace tiempo como una referencia obligada en sus aspiraciones por brillar en el arte.

Con este nuevo aporte contribuye a renovar el panorama técnico y expresivo de la plástica dominicana por la libertad de formas-espacios, colores y movimientos que exhiben sus obras, cargando de energía y vitalidad juvenil al más apático curioso que se asome ante las mismas. Esta nueva muestra respalda con coherencia y vigor esta sincera valoración crítica.

Este excelente escrito de Alejandro demuestra la calidad y su sensibilidad artística.

Pescadores


En el beso de la noche, estos pescadores acompañados de lampara que humea sus esperanzas y sueños.

La noche


Envoltura del día así es como la imaginación me la brinda, la noche es la transformación de la luz.

DYABU


Simbólico imagen espectral creada por sueños repetitivos, misterio, lo que viene para mañana, lo que nos falta que algún día llegara.

El oráculo del tiempo


En esta codificada obra se encierran los amigos que están, más los que faltan por llegar a nuestras vidas.

De paso


En esta imagen mi motivación fue el paso de la tormenta que produjo las fatales inundaciones.

Mirada, ojeada, vitilla


Todo esto se aplica a esta curiosa foto de mi hermano Pedro Genaro, y digo curiosa porque a Pedro le encanta la magia que envuelve los reflejos y destellos de la luz en la oblicua de los ojos, o busca algún tipo de lenguaje oculto en ellos; tendríamos que preguntarle para ver cual sería su opinión, chequearemos ahora esta toma de mis ojos.

Son los Artistas Equilibristas

Victor heredia

Son los artistas, equilibristas

Son como niños, buscando abrigo,
pájaros tristes, soñando amigos.
Entre el delirio y la cordura,
juegan sus sueños de locura.
Sin los artistas, equilibristas,
en el andamio de sus engaños.
Vienen y van sin descansar,
magos del aire, bufones, frailes
de un Dios de cristales de color.
De la risa al dolor y del llanto al amor,
del drama a la comedia, hay de todo en la feria
cuando levanta un hombre su telón.
Viven al día, sufren y esperan,
son importantes, son emigrantes.
Fundan tablados, son adorados,
son bien amados, son insultados.
Son buena gente entre la gente.
Pasan a solas sus malas horas.
Aplausos y fracasos, ahí están los artistas,
poniéndole a la vida el corazón.